
Día a día nos encontramos este tipo de problemas con nuestros clientes. Nos dicen frases del estilo: «Pero es que ese vídeo no es perfecto» o » A ese texto le falta algo» o «no creo que nadie vaya a leer esto si lo publico».
Nuestra respuesta es siempre la misma, si sigues esperando hasta que sea perfecto no lo vas a publicar nunca. Lo vas a releer una y otra vez, lo vas a tocar mil veces, vas a volver a editarlo hasta que por agotamiento, pereza y excusas no lo publiques nunca.
Con esto no estoy diciendo que si tienes la capacidad de hacerlo perfecto no te esfuerces y lo hagas.
Si eres un genio tirando fotos debes hacerlo perfecto, si diseñas como los ángeles tienes que esforzarte y diseñar como sabes, si eres el mejor tocando la guitarra ve y toca la guitarra lo mejor que sabes.
Pero para el resto de los mortales, donde posiblemente estemos tú y yo el hecho de hacerlo y de publicarlo puede ser más relevante que el hecho de hacerlo perfecto. ¿Cómo vas a enseñar a alguien qué sabes hacer o a qué te dedicas si no enseñas lo que haces?
No estoy hablando de un trabajo para un tercero o para un cliente. Si tú te has comprometido con una calidad en tu trabajo, con un presupuesto asociado a la misma debes cumplir con lo que el cliente te ha solicitado.
En este caso me refiero a aquellas publicaciones que haces/hacemos para explicar nuestro trabajo, nuestros proyectos, nuestras capacidades…
¿Cuántas veces has invertido mil horas en una publicación en tu blog, o en un vídeo y la repercusión ha sido mínima? Dale la vuelta, qué pasó con ese post que sacaste de dentro del tirón o ese vídeo que grabaste en directo de tu concierto que realmente captó la atención de tu audiencia?
No existe lo perfecto, la gente quiere lo humano. Las redes sociales se están convirtiendo en perfección absoluta y eso, quizá, sólo valga para marca o empresas, aunque cada vez lo dudo más. En tu caso, en el mío y en el de todos, somos imperfectos. Si en tu vídeo te trabas en una palabra es normal, si fallas en una nota tocando es normal, si no pones una tilde por descuido es normal.
Hacerlo perfecto sólo tendrá una consecuencia, no lo publicarás. Es sencillo por qué, siempre querrás que sea mejor y después de darle 100 mil vueltas decidirás no publicarlo poniéndote excusas del estilo: «Ya haré otro mañana» cuándo lo que realmente estás pensando es en el qué dirán aquellos que puedan consumir tu contenido. Aquí entra otra importante variable. Ellos opinarán de tu trabajo pero tú nunca podrás hablar del suyo porque nunca lo han mostrado.
Mi recomendación, no busques la perfección si no eres un experto. Busca un contenido con el que tú te sientas a gusto y que represente lo que haces y lo que eres. Mejor hacer de más que perfeccionar de menos.
También puedes ver este contenido en vídeo:
Ver todas las entrevistas AQUÍ
Suscríbete a la newsletter en el siguiente enlace: