
Disfrutamos especialmente cuando nos escribe, pidiéndonos ayuda, uno de esos negocios raros, esos negocios que cuando los mencionas el oyente siempre hace una mueca, esos negocios que no son habituales pero que existen igual que todos los demás, y necesitan transformarse digitalmente, igual que todos los demás.
La mayoría de las veces tenemos claro cómo podemos ayudar, pero de vez cuando recibimos un correo y la única expresión que nos sale es: “¡ostiap***, y qué hacemos aquí! Obviamente, no lo sabemos todo. Es más, las tecnologías, las herramientas, los usos y las costumbres cambian tan rápido que podríamos decir que no sabemos casi nada, pero siempre estamos dispuestos a darle una vuelta de tuerca a nuestra libreta de notas y trucos para ver qué podemos hacer.
Esta semana nos llegó un cliente de este tipo: un detective privado. Tenemos un par de propuestas para él pero como no lo sabemos todo y nos gusta contaros cosas hemos decidido preguntaros:
¿Habéis utilizado alguna vez los servicios de un detective privado?
¿Llamaríais a uno en algún caso?
¿Cómo os imagináis el proceso de contactar a un detective privado? ¿Cómo el que pide un Cabify con una app o como el que necesita un dentista?
¿Necesitáis un detective privado? Tenemos el teléfono de uno muy bueno.